Mujeres destacadas de las Ciencias Biológicas
Luisa Castillo Martínez
Luisa Eugenia Castillo se destacó en el área de la Ecotoxicología (Toxicología Ambiental), específicamente en temas de la contaminación de las aguas y en el tema de agroquímicos.
Estudió Biología en la Universidad de Costa Rica; primero el bachillerato y posteriormente la maestría. Fue asistente de laboratorio en los cursos de invertebrados en la misma Universidad siendo aún estudiante y posteriormente ya graduada, fungió como profesora e investigadora en temas de contaminación ambiental en la Universidad Nacional.
Castillo continuó sus estudios con una especialidad en Toxicología Ambiental en Francia y posteriormente obtuvo el doctorado en Ecotoxicología Marina en la Universidad de Estocolmo, Suecia. La bióloga fue fundadora del Instituto de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET) del cuál fue su directora en dos ocasiones.
Además, fue vicerrectora de Investigación de la UNA del año 2005 al 2010, en donde promovió el fortalecimiento de la investigación mediante formación académica, fondos concursables y equipamiento para la investigación entre otros. También promovió la creación del Centro de Recursos Hídricos (HIDROCEC) en la Sede Regional de la UNA en Liberia, Guanacaste y la creación de un Doctorado en Biodiversidad Tropical (donde participaron profesores de las cuatro universidades públicas) aunque este último esfuerzo lamentablemente no llegó a concretarse.
Realizó estudios en diversas zonas del país, entre ellas las zonas hortícolas del Valle Central, zonas bananeras del Caribe, arrozales del Pacífico central y en las áreas protegidas y lagunas costeras localizadas aguas abajo de las zonas agrícolas.
A través de la colaboración internacional aportó al conocimiento del movimiento global de compuestos persistentes en la atmósfera. Sus investigaciones han sido publicadas en revistas científicas y libros. Sus estudios tuvieron proyección a las comunidades y en la dirección de tesiarios nacionales y extranjeros.
Castillo aseguró que lo que más valora de su profesión es la oportunidad de generar conocimientos para sustentar los cambios que se requieren para la sostenibilidad ambiental y los principales retos que ha enfrentado como profesional fue estudiar y trabajar al mismo tiempo, ya que se atienden las responsabilidades de una familia y la de afrontarse a ambientes machistas en muchas ocasiones.
“A las mujeres profesionales les digo, es un esfuerzo que vale la pena, procuren tener la formación académica del más alto nivel que les sea posible y que perseveren en la consecución de sus metas sobreponiéndose a las dificultades que sin duda van a encontrar en el camino y a las niñas y adolescentes que están interesadas en la ciencia, les digo que esta les abrirá nuevos horizontes, que es importantísimo el estudio, tener un buen sustento académico para poder desarrollarse en el campo que escojan. Mantengan siempre la curiosidad y objetividad científica”, afirmó.
Julieta Carranza Velásquez
Julieta Carranza Velásquez es una profesional con un doctorado en Patología Vegetal de la Universidad de Arizona, además cuenta con una maestría en Patología Forestal de la Universidad del Estado de New York, Colegio de Ciencias Ambientales y Forestales, Syracuse, New York y tiene un bachillerato en Biología de la Universidad de Costa Rica.
Esta reconocida educadora se destacó en la Micología, en particular, en el estudio taxonómico y ecológico del grupo de hongos Poliporales (orejas de palo). Siempre se desempeñó como profesora e investigadora en la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica.
Pese a que esta bióloga se pensionó hace cuatro años, ha continuado con investigaciones, ya que según sus palabras no le ha sido fácil cortar con algo que ha llenado tanto su vida y que le sigue dando tanto placer realizar.
Por otra parte, Carranza fue directora de la Oficina de Asuntos Internacionales y Cooperación Externa, además fungió como directora de la Dirección de la Gestión de la Investigación, Vicerrectoría de Investigación, Universidad de Costa Rica, también fue presidenta de la Asociación Latinoamericana de Micología y directora y curadora del Herbario de la Escuela de Biología. Cabe resaltar que también cuenta con 47 publicaciones en temas de diversidad, taxonomía, ecología y patología de hongos, incluidas dos Guías de Campo.
“Siempre me gustaron las ciencias, pero en particular durante mi último año de colegio me encantaron las clases de Biología y fue a partir de ese momento que decidí estudiar dicha carrera. El profundizar en el conocimiento de los seres vivos es apasionante y llega uno a valorar la vida en sus múltiples formas. Es una profesión que siempre lo hace a uno buscar respuestas y querer saber más sobre el organismo particular con el que uno trabaja”, comentó la profesional.
Carranza aseguró que como persona ha enfrentado diferentes retos, sin embargo, está convencida que no hay límites cuando se quiere avanzar en la vida.
“Siempre hay retos o desafíos que tiene uno que superar como individuo, algunos de estos tal vez son más difíciles porque como mujeres asumimos varios papeles: como profesionales, como madres, como hijas, como compañeras, pero cuando uno tiene muy clara la ruta a seguir, no hay nada que pueda a uno detenerlo”, comentó.
También destacó que las mujeres profesionales en las Ciencias Biológicas son capaces de cumplir con todos sus papeles dentro de la sociedad y que no deben dejarse abatir por los obstáculos que aparecen en el camino. Hay que aprovechar las oportunidades que se presentan, porque tienen un inmenso potencial y es un deber demostrar que si se puede. “Tenemos que abrir camino para las mujeres que nos seguirán”, aseveró.
La investigadora dejó un mensaje potente para esas niñas y adolescentes que sienten un enorme interés por las ciencias, “no dejen escapar ese sueño de ser científicas, hay muchísimas cosas esperando ser descubiertas y todas tenemos ese potencial para poder llegar muy lejos, no deben dejarlo ir ni desanimarse, la competencia es dura, pero así es todo en la vida, deben creer en ellas y podrán lograr todo lo que se proponen”, concluyó.
Monika Chirstine Springer
Monika Chirstine Springer nació en Würzburg, Alemania, pero desde hace muchos años reside en Costa Rica y ha desarrollado su carrera profesional de la mano de un aporte importante en los campos de ecología y taxonomía de insectos acuáticos, biomonitoreo y conservación de los ambientes dulceacuícolas.
En formación académica cuenta con una maestría en Biología de la Facultad de Biología de la Universidad de Múnich (LMU), Alemania, además gracias a una beca del DAAD realizó estudios de posgrado en Biología Tropical de la Universidad de Costa Rica, así como otros estudios.
Springer labora para la Universidad de Costa Rica como profesora catedrática en la Escuela de Biología desde el año 1995, además funge desde el 2003 como directora del Museo de Zoología de la misma facultad y universidad antes mencionadas. Cabe resaltar que en su amplia trayectoria también desarrolla labores como curadora de la colección de Entomología Acuática en el Museo de Zoología, así como investigadora asociada del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología, CIMAR de la Universidad de Costa Rica e investigadora asociada del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ecología Tropical, CIBET.
Como profesora ha impartido los cursos Introducción a la Biología (laboratorio y teoría), Biología General, Entomología Acuática, Biomonitoreo acuático, Diversidad Biológica de Costa Rica, Biología y Ecología de Insectos tropicales, Amenazas y Conservación de Ecosistemas acuáticos (Seminario), entre otros.
La bióloga también ha sido docente y coordinadora de cursos de capacitación sobre uso de indicadores biológicos de calidad de agua y biomonitoreo de ecosistemas acuáticos, los cuales han sido dirigidos para inspectores ambientales, funcionarios de instituciones gubernamentales, profesionales y estudiantes de diferentes países como Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Cuba, Colombia y Costa Rica.
Además, participó en la elaboración del reglamento “Evaluación y clasificación de la calidad de agua de cuerpos de agua superficiales” emitido por el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de Salud de Costa Rica. Ella es representante del Colegio de Biólogos en la comisión que revisa y actualiza este reglamento.
Cabe señalar que fue consultora para el proyecto “Formulación de una guía metodológica estandarizada para determinar la calidad ambiental de las aguas de los ríos de El Salvador, utilizando Insectos Acuáticos”, proyecto de la Universidad de El Salvador, financiado por la Organización de los Estados Americanos (OEA).
De acuerdo con una entrevista realizada por Canal 15 de la Universidad de Costa Rica publicada en su canal de Youtube en el año 2016, se describe a Springer como una persona que desde niña quería ser bióloga y recuerda que desde muy pequeña mostró mucha curiosidad por el entorno natural, amante de la naturaleza gracias a su padre, quien en sus ratos libres visitaba los ríos y su pequeña hija de aquel entonces le acompañada. Además, su trabajo de investigación y de campo lo ha compartido con su familia, en particular con su hijo Sebastián.
Según relata la entrevista, se considera a esta profesional como una científica pionera en Costa Rica y en la región Mesoamericana en la investigación de macroinvertebrados acuáticos como bioindicadores de la calidad del agua dulce en ríos y lagos.
A su larga lista de acciones se le suman especies nuevas descritas: Anacroneuria quetzali Gutierrez-Fonseca & Springer (Insecta: Plecoptera: Perlidae), Potamocoris sitesi Herrera & Springer (Insecta: Hemiptera: Potamocoridae), y en especies dedicadas: Osbornellus springerae Domínguez & Godoy (Insecta: Hemiptera: Cicadellidae) Rhagovelia springerae Moreira, Pacheco-Chaves & Moreiro, (Insecta: Hemiptera: Veliidae) Rhyncholimnochares monikae Tuzovskij & Gerecke (Acariformes: Limnocharidae) Chelonus monikaspringerae Sharkey (Insecta: Hymenoptera: Braconidae). Así como la publicación de muchos artículos, participación en simposios, libros y suplementos editados.
Springer eligió de forma acertada la profesión que le daría a las ciencias biológicas muchos réditos e importantes descubrimientos.
“Sin duda la ciencia es apasionante y cursar una carrera en ciencia quiere decir que nunca se deja de sentir curiosidad. Es muy fácil enamorarse de ella y sentir esta vocación por el resto de la vida. Las mujeres tenemos muchas cualidades para desarrollarnos plenamente en una carrera científica y sobran ejemplos de mujeres que han hecho grandes aportes a la ciencia en todo mundo. Es evidente que la ciencia tiene que ser el punto de referencia de toda sociedad por lo que el mundo necesita a las mujeres científicas más que nunca”, concluyó la bióloga.
Luisa Castillo Martínez
Helena Molina Ureña es bióloga formada en la Universidad de Costa Rica y se especializó con una maestría en Oceanografía Biológica de la Oregon State University, y obtuvo su Ph.D en Biología Marina y Pesquerías en la Universidad de Miami.
A lo largo de su trayectoria ha trabajado con peces, especialmente marinos. Cuando regresó de sus estudios en el extranjero trabajó desde el enfoque oceanográfico al estudio de ictioplancton, y desde el enfoque de Ecología Pesquera a los estudios de ecología de peces arrecifales, pesquerías artesanales tropicales, e invasiones biológicas en las costas de Costa Rica.
Molina ha laborado en proyectos de diversa índole. Inició como consultora en el sector privado para estudios de impacto ambiental en aguas continentales. Por otro lado, también trabajó en un paquete de transferencia tecnológica para el cultivo de tilapia en jaulas flotantes, el cual tuvo como componente primordial un proceso participativo con miembros de comunidades rurales de El Castillo y Nueva Tronadora, que marcó su vida profesional y personal para bien.
Posteriormente, ingresó como docente a la Escuela de Biología, y como investigadora al CIMAR. En sus primeros proyectos, lideró el componente de Uso Público en Planes de Manejo para varias Áreas Silvestres Protegidas de Costa Rica, incluyendo Parques Nacionales y Reservas Biológicas en ambas costas y en tierras altas.
Ha participado en investigaciones de ictioplancton (Bahía de Puerto Limón, Golfo de Nicoya y Golfo Dulce), ecología y reclutamiento de peces arrecifales en Golfo de Papagayo y en el Arrecife Mesoamericano (Caribe de América Central), censos visuales de peces de arrecifes coralinos en Los Cayos y Dry Tortugas (Florida), así como en estudios pesqueros en asocio con el sector pesquero artesanal (G. Dulce), recuperación de ictiofauna continental post-terremoto de Cinchona (cuenca del río Sarapiquí) y efectos de invasiones de peces marinos en aguas costeras nacionales (Caribe), entre otros proyectos.
“Mi desarrollo profesional y académico ha ido muy de la mano con mi crecimiento personal, y viceversa. Aprecio profundamente todas las oportunidades que se me han presentado de colaborar con la gestión sustentable de los recursos marinos, trabajar con las comunidades y agrupaciones costeras (y de otras regiones del país) en procesos participativos, y de trabajar en conjunto con las entidades estatales y locales para ayudar en la toma de decisiones sobre la gestión costera sustentable”, comentó la bióloga.
Molina agregó que ha visitado el Cerro Chirripó en dos ocasiones, y la Isla del Coco también dos veces, además ha estado a 1024 metros de profundidad frente a Quepos en el submarino Alvin y nueve veces en el submarino DeepSee en Golfo Dulce.
Cabe destacar que esta profesional ha participado en cruceros e inmersiones submarinas de investigación en Golfo Dulce (M/V Undersea Hunter y DSV DeepSee (peces de profundidad), fondos marinos de la plataforma continental de Costa Rica (R/V Atlantis y DSV Alvin), Cayos de Florida (M/V Spree, peces arrecifales), Isla del Coco (M/V Okeanos y Barco de Investigación UCR Searcher), aguas costeras del Pacífico costarricense (RV Victor Hensen, ictioplancton), Pacífico Ecuatorial (R/V Gyre, tortugas marinas), aguas costeras de Hawái (R/V Townsend Cromwell, ictioplancton), Océano Pacífico Norte (R/V Wecoma, peces de profundidad), y muchas embarcaciones de pequeña eslora para estudios costeros.
Su trabajo en la Universidad de Costa Rica le ha permitido hacer investigación científica, docencia y acción social en diferentes etapas de su vida. Cada actividad realizada le ha dado enormes satisfacciones, al sentir que aporta un granito de arena para el mejoramiento local y global de la calidad de vida de las personas.
Retos de una mujer profesional en las ciencias biológicas
“En algunas ocasiones sí he sentido ciertos niveles de discriminación, sobre todo en el sector privado. En primaria, secundaria y aún en el doctorado, fui objeto de hostigamiento (“bullying”), aunque solo en una ocasión sentí que fuera por asuntos de género. También he sido objeto y he visto casos de acoso sexual en el entorno académico. Esto crea mucha inseguridad en las propias capacidades de cualquier persona, y es una de las barreras personales que se deben superar”, manifestó Molina.
La docente también comentó que ahora la profesión de biólogo tiene mayor proyección, y se ha ampliado a áreas emergentes de enorme valor, los estudiantes son más conscientes de la importancia de la transdisciplinaridad, pero en muchas consultorías, suele considerarse al biólogo como un subordinado, sin posibilidad de liderar un proyecto y si se agrega el tema de género, es aún más difícil encontrar biólogas en posición de liderazgo, pero la muy buena noticia es que muchas mujeres han ido rompiendo el paradigma y han ido abriendo camino.
“Es importante tener un trabajo que sea motivador, que nos empodere, que nos permita aportar a nuestra comunidad local, nacional y global. Las áreas STEAM (que incluye artes también), suelen ser dominadas por los hombres en el campo profesional, aunque en las carreras a veces hay más mujeres que hombres estudiando. Lo importante es nunca sentirse menos ante los detractores, y trabajar con la pasión que las llevó a estudiar la carrera que seleccionaron. Apoyen como mentoras o como modelos de ejemplo a las niñas y jóvenes que muestran interés en estos temas, estimulen la curiosidad y los deseos de aprender. Ser asertivas no es fácil, pero se puede ir empoderando a las mujeres para liderar procesos. Los equipos interdisciplinarios abren muchas puertas para abordajes con enfoques y aplicaciones muy variadas”, tildó la profesional.
Por último, Molina, dejó una frase poderosa para las niñas y adolescentes interesadas en la ciencia: “Y, sobre todo, crean en sí mismas siempre, tenemos un manantial inagotable para generar conocimiento y soluciones”.
Odalisca Breddy Shadid
Odalisca Breddy Shadid es una profesional que cuenta con un bachillerato y maestría en Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), así como un doctorado en Ciencias de la misma Universidad. Breddy posee una fructífera carrera en la investigación de la fauna. Su campo de acción es en Biología Marina, específicamente la taxonomía y sistemática de los octocorales (corales blandos). Esta destacada profesional ha descrito 43 especies nuevas de octocorales.
Breddy fungió como directora del Museo de Zoología de la Universidad de Costa Rica del 2014 al 2016 y actualmente es parte del personal investigador y docente de esta institución educativa, por otro lado, es investigadora asociada del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, así como investigadora asociada del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR).
De acuerdo con una nota digital del periódico la Nación de la periodista Michelle Soto de agosto del 2014, Breddy se inició como científica a los 40 años, luego de haber criado a sus cuatro hijos y gracias a su trabajo forma parte del selecto grupo de ocho expertos mundiales en Octocorallia, una amplia subclase de corales.
Breedy, aseguró que uno de los principales retos que ha enfrentado como mujer y profesional es el hecho de tener hijos y continuar los estudios o la investigación.
“A las mujeres profesionales en las ciencias biológicas que valoren el costo-beneficio, cuánto están dispuestas a sacrificar por la ciencia y cuánto cuesta ese sacrificio, la pregunta sería si vale la pena. Esto es como todo en la vida”, comentó.
Cabe señalar que la bióloga recibió por parte de la Academia Nacional de las Ciencias (ANC) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT) el reconocimiento de la científica más destacada del 2014.
Sin duda, la coraza y esfuerzo de esta profesional han dado sus frutos, su amor por el mar le trajeron una pasión que, pese a las circunstancias de la vida, la llevaron a desarrollarse con éxito en una carrera tan intensa como la Biología.
Breddy dejó algunas palabras para las adolescentes y niñas que desde ya manifiestan interés por la ciencia, “Diría que si se sienten atraídas por las ciencias que no pierdan las oportunidades que se les presenten y que escojan el campo que más les llene sus expectativas y en el que se sienten cómodas y felices”, concluyó.
Eugenia María Flores
Eugenia María Flores es una bióloga y educadora que obtuvo sus grados académicos como bachillerato y licenciatura en la Universidad de Costa Rica, su Magister Scientiae (Agricultura) en la Universidad de Chapingo, México y su Philosophy Doctor (Biología) en la Universidad de California, Estados Unidos.
Fue ministra de Ciencia y Tecnología en la administración del 2006-2010, además fungió como miembro en la Comisión de Ciencia y Tecnología, Naciones Unidas, Ginebra, Suiza, en representación del Gobierno de Costa Rica.
Flores ostentó cargos como presidenta del Consejo Director del Ente Costarricense de Acreditación, presidenta del Consejo Centroamericano de Ciencia y Tecnología, así como presidenta de la Academia Nacional de Ciencias de Costa Rica (dos periodos).
A lo largo de su trayectoria ocupo otros puestos como miembro del Comité que formuló el Plan de desarrollo en Ciencia y Tecnología del Gobierno de Costa Rica, así como investigadora del Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA), Universidad de Costa Rica e INISEFOR (Universidad Nacional), sumándole también una carrera en la docencia de esa misma Universidad, de hecho, fue directora de Biología de la UCR.
Esta destacada bióloga se desarrolló en el área de la Botánica, especialidad en estructura y función vegetal, aunque su segundo énfasis fue en biosistemática.
“Descubrir el misterio de una naturaleza cambiante, que se renueva a sí misma. La sorpresa del nuevo hallazgo. Esto me hace feliz, me renueva día a día. Como persona, mi profesión ha intensificado el sentido crítico que mis mentores promovieron durante mis años de estudio. Esto me ha permitido resolver satisfactoriamente muchas situaciones críticas, a lo largo de mi carrera”, manifestó.
Flores también ha participado en muchos talleres, foros y demás actividades, como la Conferencia Preparatoria para la VI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno en Santiago de Chile, además fue coordinadora y participante en el Simposio Contaminación de la Ciudad de San José de la Academia Nacional de Ciencias en Costa Rica y coordinadora y participante en el Simposio La Cumbre de la Tierra, Las Perspectivas para Costa Rica de la Academia Nacional de Ciencias y los Ministerios de Ciencia y Tecnología, Ambiente y Energía, Cultura, Juventud y Deportes.
De los principales retos que enfrentó como profesional y mujer fueron diversos: a nivel personal, compaginar la vida familiar con la vida profesional y como profesional, dejar una huella, en un mundo y un área que no es neutral; que discrimina de forma abierta o sutil, usualmente minimizando el trabajo que se realiza, o disminuyendo a la mujer, incluso llegando al ataque personal. Usualmente la crítica tiene un fundamento falso, y muchas veces es deliberadamente malintencionado.
“Porqué hay pocas mujeres en las ciencias, dos razones fundamentales, los patrones culturales y el desastre educativo, especialmente en el área de ciencias. Este es un tema prioritario para el país”, comentó.
Por otra parte, esta bióloga dejó un mensaje poderoso para las mujeres profesionales.
“Crean en ustedes mismas, en su capacidad, y deben estar dispuestas a luchar por la consecución de sus metas y sueños. Hay que entender que el mundo en general no es fácil, incluido el académico y profesional; tampoco es justo. Pero lo cierto es que es posible salir adelante con fuerza de voluntad y perseverancia. ¿Qué es una lucha? Sí. ¿Qué se pueden perder batallas? También es cierto. Pero al final se pueden alcanzar las metas. Y conste que no hablo de una lucha de sexos. Nada más lejos de mi pensamiento. Con frecuencia, y lamento decirlo, las mujeres son menos solidarias que los colegas varones. No conviene ampararse o utilizar la condición femenina para obtener las metas; eso opera en contra de las mismas mujeres, y de su lucha por ser reconocidas como profesionales. No, se trata de trabajar arduamente para lograr las metas y se puede. El mundo que enfrentan hoy dista mucho de ser igualitario, pero hay que reconocer que es mejor al que existía décadas atrás. Dependerá de las mismas mujeres, quienes son madres, hermanas o hijas, el contribuir a cambiar los patrones culturales que conducen a la desigualdad de deberes y derechos”, expresó.
Y a las niñas y jóvenes interesadas en las ciencias les dijo “que la ciencia y la tecnología son un mundo fascinante que siempre trae sorpresas nuevas y nunca engaña. Las cosas son o no son. No hay tal vez, y tendrán una vida feliz y plena, que no consigue el poder ni el dinero”, concluyó.
Emilia María Solís Fallas
Emilia María Solís Fallas es una bióloga con una licenciatura en Genética y complementó su carrera con varios cursos para entender más sobre el ADN y el ARN.
En la unidad de microscopia electrónica de la UCR logró realizar, en el XIV Curso Regional de Microscopía Electrónica, un trabajo de investigación en “La ultra estructura morfológica de las glándulas extraflorales en cuatro especies de malezas”.
Por otra parte, en la revista Biología Tropical; 28(1):153-174,1980, logró la publicación de una investigación: Polinización en Bactris gasipaes HBK. (Palmae) en cooperación con Dr. Jorge Mora Urpí.
Solís se desempeñó profesionalmente como profesora en la Universidad Estatal a Distancia (UNED). Lo que más valora de su paso por las aulas fue la relación con los alumnos y compañeros de trabajo, así como la oportunidad de poder transmitir conocimientos, según manifestó fue una experiencia invaluable, muy enriquecedora y satisfactoria.
La bióloga indicó que los principales retos que enfrentó como mujer profesional fueron siempre tratar de hacer lo mejor, y de profesionalizarse cada día más en el área de las Ciencias. Nunca dejó de estar investigando en otras áreas que conciernen con la vida, sea en el campo social, campo político, campo agrícola, campo deportivo, tratando de entender lo que acontece.
“Como toda mujer profesional, un reto importante fue la crianza y educación de mis hijos, así como lograr estabilidad en muchos aspectos del hogar, entre ellos el económico. Yo quedé viuda muy joven con hijos de cinco y seis años. Esta situación obliga a estrategias y a habilidades nunca especializadas, pero, gracias al instinto de madre y claro, a toda la estabilidad emocional que da una profesión que apasiona, la vida del día a día se convirtió en un gusto lleno de retos diarios a resolver”, comentó.
Solís, además de su profesión, también disfruta de otras áreas de la vida como por ejemplo jugar tenis, andar en bicicleta, montar a caballo, la construcción, hacer ejercicios, así como la agricultura, ya que siembro semillas de vainilla y pimienta en un pequeño huerto. Además, recién escribió un pequeño libro llamado “Del púrpura, al dolor y al amor”.
“Le digo a todas las mujeres de todas las áreas, ya sean profesionales o no, que no podemos dejar espacios vacíos. Hoy el mundo no nos pone límites, el hoy es tecnológico y ha permitido un mundo más inclusivo, más libre, con más oportunidades, más justo y, por ende, más pequeño, que nos acerca cada día más. La verdad del hoy, es que estamos interconectadas, obligadas a mejorar los retos y a no traicionar nuestras capacidades, ni tampoco a las innovaciones. La sociedad debe dar las oportunidades, empezando por un trato igualitario que direccione hacia mujeres exitosas, y claro, esto se repetirá en las siguientes generaciones y entonces el éxito, se convierte en algo global.
Todo esto se logra tanto, permitiendo oportunidades a las mujeres, tales que, contribuyan a su progreso, como aprovechando su sutileza, su ingenio y su sagacidad, como también escuchando sus voces en todos los campos, sean académicos, empresariales, laborales en general, deportivos, productivos, o en puestos de dirección y más. Debemos estar atentas y preparadas con el estudio para visualizar, entender y aprovechar las oportunidades que merecemos con el dinamismo que nos ofrece el mundo de ahora en cada esquina. Recordemos, que el empoderamiento no tiene resultados de éxito y más bien se convierte en una palabra hasta “estúpida”, si somos obtusas en ideales, pobres en sacrificios y en conocimiento. Además, con mucha ignorancia, cosa que no es una virtud”, manifestó, Solís. Por último, dejó un mensaje para la niñez y adolescencia que desea descubrir espacios en la Ciencia, “el mundo como nunca antes necesita de profesionales especializados en el área de las ciencias. Hoy, las oportunidades son muchas y los campos abundantes, gracias puramente a los avances tecnológicos. Se debe aprovechar todo espacio para lograr especializarse y lograr competitividad. La naturaleza encierra la vida, y el aprovechamiento de sus ofertas apenas está empezando a entenderse y descubrir lo monumental en dicha Naturaleza, es el trabajo de la ciencia y de la tecnología”, concluyó.
Luisa Valle Bourrouet
Luisa Valle Bourrouet se destacó en su carrera profesional en el área de Citogenética Humana y la Dosimetría Biológica. Ella es Bachiller en Biología, Universidad de Costa Rica y posee una Licenciatura en Biología con Énfasis en Genética de la misma Universidad. Se ha desempeñado como docente coordinadora de proyectos de investigación y de acción Social y como coordinadora del proyecto de venta de servicios de ensayos de citogenética de la Sección de Genética del INISA.
Valle, también ha fungido como profesora de la citogenética impartida a estudiantes de grado del programa especial de histocitotecnologia de la Escuela de Tecnologías en Salud, así como jefe del Departamento de Educación Ambiental en el Zoológico Nacional Simón Bolívar (ZNSB) y el Centro de Conservación Santa Ana (CCSA). Fue encargada de planear, coordinar y ejecutar actividades (charlas, talleres y recorridos guiados) de educación ambiental, para público visitante y grupos organizados, así como la elaboración del Plan Maestro de Educación Ambiental para el ZNSB.
Esta profesional, también se desempeñó como profesora de Biología en Educación Diversifica en Centros Educativos Públicos con el Ministerio de Educación Pública y fungió como profesora del curso de Biología General de la Escuela de Biología en la Universidad de Costa Rica, además fue educadora de Ciencias en el Programa de Educación de Adultos del Ministerio de Educación Pública.
Valle cuenta con importantes publicaciones como Conociendo los Animales Nativos de Costa Rica en el Zoológico Nacional Simón Bolívar, Guías para la Docentes de Aula Integrada. Actividades de Educación Ambiental. FUNDAZOO, Cien cariotipos fetales acreditados en Costa Rica, años 2009 y 2010, entre otras.
La bióloga participó en la reunión de Diseño de Proyectos utilizando el Enfoque del Marco Lógico en Montevideo, Uruguay, impartido por Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Departamento de Cooperación Técnica (TC) y participó en la reunión de expertos sobre Taller Regional sobre Pruebas de Micronúcleos por Bloqueo de la Citocinesis como Método Biodosimétrico en Sucesos con un Gran Número de Víctimas durante Emergencias Radiológicas – RLA9076”, realizada Montevideo-Uruguay en el año 2016, impartido por La Red Latinoamérica de Diosimetría Biológica.
“A las mujeres profesionales les digo que hay que luchar para que se respete el trabajo del biólogo en el campo de la salud y las niñas interesadas en las ciencias les digo que si se lo proponen pueden ser muy exitosas y dar nuevos aportes a la ciencia, ya que hay muchas áreas para realizar investigación”, indicó Valle.
Myrna López
Myrna López es una bióloga que cuenta con una licenciatura de la Universidad de Costa Rica y la que obtuvo con la presentación de la tesis: Contribución al estudio de los peces Cheirodontinos (Familia Characidae) de Costa Rica y Panamá. Géneros Compsura y Pseudocheirodon en el año de 1969.
López fue pionera en el estudio de los peces de Costa Rica, dedicó 40 años a la descripción de peces de agua dulce y de las costas del Pacífico y del Caribe.
Fue profesora de la cátedra de Zoología de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica, fundadora junto con otros profesores del Museo de Zoología. Cumplió también una importante gestión en la construcción del edificio que actualmente alberga al Museo de Zoología de la UCR, donde se resguarda la más importante colección de peces, anfibios, reptiles aves y mamíferos del país, así como de invertebrados marinos en condiciones adecuadas para cada grupo.
Esta bióloga junto a otros biólogos fundó el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la UCR, a inicios de la década de los años 70, para impulsar la investigación de los sistemas marinos y limnológicos del país.
De acuerdo con una noticia del portal de la Universidad de Costa Rica del año 2018, López y el biólogo William Bussing produjeron alrededor de ocho tomos sobre peces que se publicaron en la revista de la UCR, además de una gran cantidad de artículos científicos.
La investigadora recibió el premio Tropical Biology Award 2018 otorgado por la Revista de Biología Tropical como reconocimiento a su labor en la identificación de los peces de Costa Rica y de Centroamérica.