La siembra de plantas, en especial arbustos y árboles, es una alternativa practicada con la intención de recuperar áreas degradadas a causa del actuar antrópico o debido a fenómenos naturales. Existen muchas iniciativas de conservación que enfocan sus esfuerzos en sembrar árboles, lo cual es rescatable. No obstante, merece la pena responder las siguientes interrogantes sobre las especies a cultivar: ¿Son nativas del sitio a recuperar? ¿Proveerá el suelo la nutrición que estas requieren? ¿El relieve y el clima concuerdan con el hábitat en el que naturalmente ocurren? ¿Quién es responsable de asistirles en los primeros años posterior a su siembra?
Independientemente de las respuestas, se conoce que muchas de estas iniciativas terminan sin cumplir con las expectativas esperadas, y en su lugar, dar la oportunidad para que estas áreas se recuperen naturalmente, toma cada vez mayor relevancia. La restauración ecológica se logra al evitar la intervención humana en el área que se desea recuperar, permitiendo que con el tiempo ocurran las 4 fases básicas de sucesión natural: Charral, tacotal, bosque secundario y bosque maduro.
La dinámica y avance de esta sucesión depende en mucho de las características y uso histórico del suelo, la presencia de bosques cercanos, y la influencia de organismos descomponedores/dispersores. Si se quiere entonces, se podría acelerar el proceso a través de la siembra de algunas especies pioneras como Guarumos Cecropia spp, Balsas Ochroma pyramidale, Güitites Acnistus arborescens, Damas Citharexylum donnell-smithii, entre otros, que sirvan de alimento y refugio para murciélagos y aves frugívoras dispersoras de aquellas semillas que germinarán y colonizarán el sitio. Otra opción es colocar ramas, troncos y otros materiales de tal manera que funcionen como sitios de percha y hospedaje para esas especies.
Ciertamente, los objetivos de rescatar un ecosistema pueden ser diversos, pero si tan solo se trata de recuperar la capacidad de producir servicios ecosistémicos como el flujo hídrico, la fijación de carbono, la producción de oxígeno, la conservación de la biodiversidad, el paisajismo y el turismo, es muy probable que esta opción sea más barata en comparación con la siembra de árboles. Puede que, en lugar de la viverización, siembra y mantenimiento, solamente se requiera delimitar/cercar el área de interés y dejar que la naturaleza actúe.
Sea mediante siembra de árboles o sucesión natural, es prioridad recuperar aquellos sitios que comprenden las áreas de protección de los ríos, lagos, lagunas y manantiales; así como aquellos espacios con pendientes superiores a 45°.
Se debe procurar que este 15 de junio, Día Nacional del Árbol, sean más árboles los que se siembran y menos los que mueren.
Por: Harold Blanco Rojas
Carnet 1428